Problema con colchón de Grupo Lo Monaco (resuelto)
A finales de Diciembre del 2011, compré un colchón de Lo Monaco. Todo normal hasta hace poco menos de un mes. Me levanto todos los días con dolor de espalda y lumbago y cada vez duermo peor.
Últimamente sólo puedo aguantar 4-5 horas en el colchón, llegando a ser insoportable el dolor, me ponga en la postura que me ponga ya que el colchón se ha deformado completamente.
Llevo varias semanas llamando al teléfono de atención al cliente, y sólo saben tomar nota de mi nº de teléfono pero nunca me llaman. Además de eso, no consigo encontrar la factura de compra, entonces una operadora de Lo Monaco me dijo que podían mandar una copia de factura solicitándola por fax con una fotocopia de mi DNI.
Hace ya 10 días que mandé el fax y no me llega la factura. Les llamo pero no hacen más que darme largas, tampoco saben si han recibido el fax. Me da la impresión de que lo que intentan es que finalice el periodo de garantía de los 2 años y así lavarse las manos.
Me siento impotente con este asunto además de que me está creando serios problemas en la espalda. Estoy a la espera de que me hagan una resonancia y una radiografía.
Ojalá esta publicación sirva de algo y por si la lee algún responsable de Lo Monaco, al menos haga las gestiones oportunas ya que el colchón sigue estando en garantía y entiendo que al no tener la factura se desentiendan de este asunto, pero al menos tengo derecho a que me manden un duplicado y poder reclamarla.
Gracias y un saludo
Indefensión ante la Sanidad Pública (Comunidad de Madrid)
Por si fuera de su interés y considera oportuno su publicación , le envío esta carta al objeto de que quede constancia de la absoluta indefensión, falta de información e incluso tomadura de pelo, por parte del sistema sanitario, de que hemos sido objeto durante la enfermedad de mi nieta que actualmente tiene dos años de edad:
Hace un año, la niña comenzó a padecer infecciones urinarias recurrentes que comenzaron a tratar en el hospital infantil del Niño Jesús, en el que diagnosticaron cálculos en uno de sus riñones. Los tratamientos seguidos durante meses no dieron resultados y ante el temor que nos produjeron las palabras del Nefrólogo (un emérito de avanzada edad que de un día para otro se le olvidaba si la niña tenía los cálculos en la vejiga o en el riñón) y que tranquilamente nos espetó que no había solución, pero que no nos preocupásemos porque con un solo riñón se podía vivir, nos trasladamos al Hospital de la Paz .
Allí ha sido ingresada en varias ocasiones con fiebres producidas por las infecciones urinarias. Como veíamos que tampoco aquí resolvían el problema, preguntamos si existía, incluso, fuera de la sanidad pública, fuera del país, si fuera necesario, algún hospital o médico especialista en cálculos renales infantiles que pudiera tratar a la niña.
La pregunta no fue del agrado del Servicio de Nefrología de la Paz y por la respuesta y los modales de la Doctora más que una pregunta parecía que la hubiéramos insultado. Así hemos continuado meses con sucesivos ingresos, pero sin resolver la enfermedad.
Al cabo de algunos meses y después de padecer un cólico nefrítico, le implantan un catéter y nos dicen que la solución es abrir el riñón y limpiarlo.
No obstante, en este mes de julio, (después de un año de tratamientos infructuosos), deciden hacerle una litotricia, pero la máquina del Hospital de la Paz no se adecúa a niños y nos remiten al Hospital Ramón y Cajal donde el Doctor encargado de practicarla nos comunica, ese mismo día, que él acaba de llegar de vacaciones, que se encuentra que tiene programada una niña, que los niños no le gustan, que no son su especialidad etc. Aún así, ingenuamente confiábamos en que los resultados de esta intervención fueran positivos.
Al cabo de tres días al recoger los resultado de la ecografía de revisión , nos esperaba otra sorpresa, los cálculos seguían allí, ni uno por casualidad se había roto. Según supimos con posterioridad, la máquina de este hospital tampoco es adecuada para tratar cálculos infantiles. Sólo le practicaron la litotricia, por si acaso había suerte
Alguien nos habló de la Clínica de la Luz y del Doctor Pérez-Castro y desesperados , inmediatamente nos pusimos en contacto con él.
Todo indica que este especialista, también de niños, y su equipo, suelen resolver esta enfermedad en casi un 100% de los casos y más perplejos nos quedamos, cuando al comunicarle a los Servicios de Urología y Nefrología infantiles de la Paz nuestra decisión de que la niña sea intervenida por este equipo nos dicen que están de acuerdo que es el mejor sitio y que cuentan con la mejor máquina para esta intervención.
Efectivamente, lo que la sanidad pública de la Comunidad de Madrid, no hizo en un año, lo solucionó este Doctor en menos de una hora.
Si lo sabían, ¿no pudieron habérnoslo comunicado antes y hubiésemos ahorrado sufrimientos innecesarios a la niña?
¿No tenían ellos, incluso la obligación de remitirnos a un hospital que pudiera resolver el problema cuando saben que sus hospitales no cuentan con los medios humanos y tecnológicos necesarios y cuando era evidente que sus tratamientos no surtían efectos?
¿Donde está la responsabilidad, profesionalidad y ética de los sanitarios que son capaces de jugar con la salud de un niño? o ¿ es que acaso cumplen órdenes de no reconocer e informar a los padres que ellos no cuentan con los medios necesarios para tratar a esta enfermedad de manera menos agresiva que practicando una intervención quirúrgica?
Pero claro, el Doctor Pérez- Castro y su equipo, sólo atienden privadamente, no pertenecen a ninguna sociedad médica y si ellos nos hubieran remitido a él , la Seguridad Social habría tenido que correr con los gastos.
De esta forma serán sus padres quienes sufraguen la enfermedad de su hija, porque tampoco la Sociedad Médica SANITAS a la que también pertenece la niña quiere hacerse cargo de absolutamente ningún gasto derivado de su ingreso y tratamiento.
Con esta carta quiero dejar constancia de la indefensión del ciudadano ante una enfermedad y del absoluto desprecio con que somos tratados los ciudadanos españoles por parte de la sanidad pública y de las entidades médicas privadas.
Ahora que he confirmado que los hospitales públicos de la Comunidad de Madrid carecen de una unidad de litotricia infantil con la suficientes garantías, compadezco a los padres de niños con esta enfermedad que no puedan enfrentar los gastos de su tratamiento.
¿ Qué hacen en estos casos les abren el riñón para limpiarlo porque sale más económico?
Atentamente ,
Piedad Muñoz
SANITAS: Peligro de Indefensión
El día 1 de enero de 2012 cambié mi póliza médica de Caser a Sanitas. En el proceso de captación se hicieron afirmaciones que no eran ciertas, como por ejemplo que no me afectaba ningún tipo de carencia ni restricción, que todo seguía igual que en mi compañía anterior. Primera falsedad, ya que al poco tiempo me prescribieron una rehabilitación y me hicieron pasar una especie de valoración médica, con el trastorno que ello supuso, pues tuve que volver a la consulta del traumatólogo. Además, esto retrasó varios días el inicio de las sesiones con el consiguiente perjuicio a mi bienestar y recuperación. En esta ocasión me contaron que esto era así por norma de la compañía durante los seis primeros meses.
En Septiembre de este año, me llama por teléfono una señorita en nombre de la compañía, ofreciéndome las ventajas de una extensión de mi seguro, bonificada con un 50% de descuento durante un año, consistente en la libre elección de médico con un reembolso del 80% de los honorarios. Yo acepté la propuesta, cuya valoración económica era de 9,75.-€ al mes durante el primer año, y pedí que sólo hubiera un recibo anual como en la otra póliza, pero me comentó que tenía que hacerlo en dos, uno de octubre a diciembre y el otro de enero a septiembre.
El día 24 de octubre cargan el recibo de 56,25.-€ en mi cuenta bancaria, pero esa cantidad correspondía a la tarifa sin bonificación, inmediatamente llamé y me dijeron que efectivamente era un error y procedían a reembolsarme la diferencia. Transcurrido más de quince días sin recibir el extorno volví a llamar, en este caso la respuesta fue que la devolución era un proceso lento, que podía demorarse hasta un mes. Aun no estando conforme con este procedimiento, seguí esperando con buena fe, pero transcurrido un mes y medio sin recibir mi dinero, decidí devolver el recibo y ponerlo en conocimiento de la compañía. Pocos días después, increíblemente me lo vuelven a cargar y automáticamente lo vuelvo a anular. Ante esto, llamo para quejarme y anularlo todo, que ya no lo quiero ni al 50%, lo entiende y dice que procede.
Justo en este periodo me prescriben una rehabilitación de la reciente rotura de fibras en el gemelo y me vuelven a decir que necesita una valoración médica para su aprobación, cosa inexplicable puesto que ya ha pasado los seis meses de “carencia”. Otra vez el perjuicio es importante ya que la rehabilitación tenía que ser inmediata. El colmo llega cuando a los dos días me llaman diciendo que no me lo aprueban porque hay un recibo pendiente de pago, que primero tengo que pagarlo. O sea, me usurpan indebidamente dinero de mi cuenta, que luego recupero y ahora me dicen que mientras no les devuelva el dinero que me habían quitado no me dan el servicio médico que tengo contratado y pagado por anticipado desde principio de año. Indignadísimo vuelvo a ponerme en contacto con la delegación y la central y en ambos casos me dicen lo mismo, reconociéndome la injusticia y viendo la sinrazón, que lo mejor que puedo hacer para acelerar el proceso y obtener el servicio es pagar y luego ya me lo devolverán. Me niego en rotundo.
Para terminar, el estado de nervios que me produce esta situación me lleva a consulta médica por un malestar general y lo primero que me pide el médico es un análisis de sangre, pero una vez más vuelve a empezar todo, porque cuando llego al centro para realizar la prueba me la deniegan porque dicen que mi tarjeta está bloqueada.
Toda esta situación me parece una falta de respeto total al cliente por parte de una compañía tercermundista, y digo esto porque en ningún momento he podido hablar con alguien que, aparte de comprender la situación y darme la razón, solucionara el problema ni a corto ni largo plazo.
Día 4 de Enero, El remate. Hoy 4 de enero me encuentro con que en el banco han cargado dos nuevos recibos, la cuota anual de la póliza con un incremento abusivo sin previo aviso y la segunda parte del servicio bonificado pero nuevamente sin bonificar.
NI SE OS OCURRA CONTRATAR UNA COMPAÑÍA COMO ESTA, SI TENÉIS UN PROBLEMA ESTÁIS PERDIDOS.
Smartbox – una caja llena de problemas
Hace un año un amigo me regala una caja smartbox para masajes y esas historias. bien.
Luego de unos meses la quiero utilizar. Y hago los magníficos 3 pasos que venden y que no son. Les voy a comentar los pasos para que vayan sabiendo:
1) Llamo al lugar y reservo. Era mi último día de visita en Barcelona y quería utilizarlo allí por un servicio.
2) Me envían esa noche un sms diciendo que tenia que ponerme en contacto con smartbox y que se cancelaron las dos citas...
Lo dejo y le digo al que me lo regalo y le pregunto si tiene el ticket y me dijo que lo tiró hace rato.
No tengo mucho tiempo libre ni de programar estas citas. Lo dejé estar y esperaba que fuese un error.
Llamó a la empresa luego de un año y le pregunto que pasa. Y me dicen que "la cajera del lugar donde se compró" no lo activo.
Paso 3) Tiene que ir mi amigo "Al Campo" pedir que le hagan un nuevo ticket
4) Enviar nuevamente el ticket a smartbox
5) Con suerte que me lo reactiven
6) ahora sí, reservar, ver cuando puedo ir... antes de que caduque y utilizarlo.
Es decir, la cajita "práctica" puede ser una caja (de Pandora) llena de problemas y tramitaciones. No sirve como concepto. Eso sí, como estamos en España el problema nunca es de la empresa que te lo vende, no se hacen cargo, te dicen con toda la frescura del mundo que "es un problema de los intermediarios". Y no logran entender que a uno le importa muy poco todo eso, lo que le importa es el producto final y que se cumpla aquello que vendan. No me interesa si la cajera, el local, el distribuidor, etc, etc. De eso se tiene que preocupar la empresa, no yo como consumidor. El consumidor compra un producto por una serie de características y facilidades, no porque se tiene que encargar de todos los intermediarios y problemas que no quiere solucionar la empresa.
Con lo cual ahora tendré que ver cuando me puedo encontrar con mi amigo. Volver a darle la smartbox, ver cuando puede ir a pedir el ticket (si es que se lo dan), luego volver a vernos, luego llamar, luego que te lo activen, y recién ahí podré utilizarlo.
¿Realmente a alguien le parece algo práctico todo esto?
A mí no, y no vuelvo a comprar smartbox ni quiero que me regalen un dolor de cabeza que ya bastantes tenemos en la cotidianidad. NO LO RECOMIENDO.
Saludos
Ecografías 3D y 4D en CLINICA DELTA
Hola, quiero alertar a otras mamás para que no vayan a esta clínica.
Os cuento, me he hecho la ecografía 4d en la clínica delta y la verdad es que he salido bastante decepcionada, por no decir otra cosa. Por un lado, teníamos cita a las 4.30, pero hemos entrado una hora más tarde, así que lo de que comas chocolate media hora antes de hacerte la prueba para que el niño esté activo no sé si habrá servido de algo, porque claro, yo lo comí a las 4.00 y hasta las 5.30 pasadas no hemos empezado la prueba.
Por otro lado, a mí no me han mirado todos los órganos, sólo el corazón, la columna (porque lo he pedido yo), el sexo, y la cabeza. Han mirado también la placenta, el flujo sanguineo, peso y medida. Mientras estábamos allí, ha entrado una compañera de la ecógrafa, y se han puesto a hablar de si quedaban a comer el martes, y luego ha entrado otra compañera y se han puesto a hablar de un problema personal y la medicación de una familiar durante 5 minutos, todo esto en medio de la ecografía, claro. Sinceramente, por 150 euros lo único que espero es un poquito más de atención y que al menos demuestren un mínimo de profesionalidad.
Cuando hemos terminado, nos han entregado el informe con 6 fotos impresas, el dvd y las fotos. El informe no dice nada, sólo recoge las medidas, el peso, el sexo y que es un desarrollo correcto, vamos, nada que no supiéramos ya. Nos han cobrado 150 euros, que era lo acordado, pero no nos habían dicho que no aceptaban tarjeta, sólo efectivo, así que hemos podido pagar de milagro.
He pedido factura y nos la han hecho por un importe inferior, es decir, por 100 en lugar de los 150 euros que realmente hemos pagado. Y cuando hemos llegado a casa, hemos podido ver el dvd, que consiste en la ecografía en sí, es decir, lo mismo que te han hecho en consulta, pero el cd de las fotos está en blanco, no se lee en dos ordenadores distintos. Qué queréis que os diga, si tengo otro niño, nunca volvería a esta clínica, ha sido bastante lamentable y he salido de allí con ganas de llorar y no precisamente de emoción. Por lo menos, hemos podido verle la carita durante 5 minutos de los 22 que ha durado la prueba.
Y. L. B.
Ecografias 4D y 3D en CENEGO
Me hice una ecografía 4D en CENEGO para conocer la carita de mi bebé. Me han cobrado 150 euros y ha sido una verdadera estafa. Con la excusa de que estaba mal colocado sólo me han dado un vídeo de 40 segundos y un informe de lo más escueto. La clínica está en la calle Sor Ángela de la Cruz, 7 1º C, en Madrid.
Recomiendo la clínica Delta para este tipo de ecografías. En un embarazo anterior me la hice allí y quedé encantada.
Peripecias para conseguir unidosis
Todo comenzó con una leve contusión en la rodilla derecha después de una caída tonta montando en bici. En el médico me recetaron descanso, algo de hielo y como no, ibuprofeno 600 mg.
Sin embargo, esta receta contenía una interesante sorpresa, no era la típica receta de una caja de tropecientos mil comprimidos sino de 6 monodosis. Es decir, me habían recetado seis comprimidos de ibuprofeno, con la indicación de tomarlos sólo si había dolor y como máximo cada 8 horas.
Como licenciada en farmacia y pese al incidente de la bicicleta, me hizo especial ilusión. Lo que no podía prever es que lo que debía haber sido una sencilla visita de cinco minutos por mi farmacia habitual, se convirtiese en una larga y desesperante tarde de peregrinación por casi todas las farmacias de mi barrio.
Llegué a la primera de ellas bastante bien, ya que casi no tenía dolor y el lujo de tener a alguien que se preocupa por ti y que te lleva en coche. Podría haberme quedado en casa, esperando mis monodosis, pero insistí mucho en ir personalmente ya que tenía interés en ver el proceso de dispensación. Entré sonriente y el farmacéutico titular, al que conozco desde hace mucho tiempo, me devolvió amablemente la sonrisa. Le deslicé la receta y la tarjeta sanitaria y él, dando un somero vistazo a la receta, puso sobre el mostrador una caja de 40 comprimidos. Mi sorpresa fue mayúscula y le indiqué que eso no era lo prescrito, ante lo que me argumentó que esto de las unidosis es algo que se habló pero que no había llegado a nada y que no estaba en el mercado.
Herida en el orgullo de una farmacéutica que está al día de su sector, pedí que me devolviese la receta para probar en otra farmacia, no sin antes dejarle claro que no sabía si era falso o mentiroso, pero que en ambos casos no se merecía ni un minuto mío más allí.
En la segunda, ya menos alegre, me topé con una farmacéutica que, sin ni siquiera hacer el amago de consultar el ordenador, me indicó que este producto aún no estaba comercializado y me devolvió la receta. No sé si fruto del estrés de la situación, de la caída o qué, no supe reaccionar y abandoné la farmacia con una decepción tremenda y sin saber qué decir.
A partir de aquí decidí marcharme a casa y dejar que mi pareja fuese el que siguiese intentando esta odisea.
Según me contó en la tercera farmacia que visitó le sucedió algo parecido a la segunda.
En la cuarta, algo más amablemente, le comentaron a mi pareja que era la primera receta de este tipo que recibían y que iban a consultarlo. Tras simular que tecleaba en el ordenador, le indicó que “esto de las unidosis no está regulado y no se puede pedir porque no está siendo distribuido todavía”.
Quinta farmacia, parece ser que leyeron y releyeron muy extrañados la receta y le indicaron que tampoco lo tenían; añadiendo además que veía imposible que fuesen seis comprimidos ya que en la receta sólo cabían cuatro cupones precinto, lo que además de ser equivocado, demuestra la necesidad de implementar completamente la receta electrónica para que los procesos sean infalibles y no dependan de personas mal formadas.
En la sexta, la cosa se puso bastante peor, cuando la farmacéutica, ante su asombro, contestó que ella no iba a trabajar este producto. Así tal cual. Mi pareja le respondió que al ser un servicio público, tenía entendido que estaban obligada a dispensar los medicamentos prescritos por los médicos (hecho que pude constatar después revisando el Real Decreto de 1718/2010 sobre receta médica y órdenes de dispensación), pero su respuesta fue que ella no podía tener todos los productos, que este no le interesaba tenerlo y que no lo iba a pedir.
Por fin en la séptima farmacia mi pareja pudo solicitar normalmente el producto. Mientras me lo contaba por el móvil llegó mi madre a casa. Me traía Ibuprofeno, aquella caja de 40 que me habían intentado colocar en la primera farmacia. Me dijo, “toma hija, si yo de esto tengo todo lo que quieras y más… y además gratis”. Estuve a un paso de romper en pedazos el título de farmacéutica, pero en lugar de eso consulté el precio de dicha caja en internet. Resultado, costaba el triple, es decir que si la hubiese aceptado desde el principio hubiese multiplicado por 3 el coste de mi tratamiento para mí y para el Estado.
En estos tiempos en los que se habla tanto del uso racional de los medicamentos y de la contención del gasto sanitario no esperaba encontrar tantos obstáculos para conseguir algo tan simple como las pastillas exactas que mi médico me había recetado, ni más ni menos.
Peluquerias Cebado (Gimnasio Kasan Zaragoza)
Cogí un bono para varias sesiones de cavitación. Al dármelos una chica muy jovencita y sin experiencia, me rompió varios vasos sanguíneos en las piernas, produciéndome un dolor horroroso y unos hematomas enormes. Fui a explicarle mi problema a la supervisora (enseñándole in situ el problema producido) y solicitándole que si no podían reembolsarme el dinero, me cambiaran las sesiones pendientes por otro tipo de servicios menos peligrosos para mi salud. La respuesta fue que yo había firmado un papel asumiendo los riesgos (lo cual era cierto, pero en ningún lugar me hablaban de la incompetencia del personal que estaba jugando con la salud de las clientas, y que nadie se hace responsable). Lo único que quiero impedir es que otras personas puedan pasar por este problema, ya que estamos hablando de temas de salud que pueden llegar a ser muy serios.